UPND SALTA

TERRITORIO DIAGUITAGHASTA

DERECHO A LA COMUNICACIÓN CON IDENTIDAD

24 de agosto de 2015

Los piratas de los montes

LABORATORIOS INTERNACIONALES QUE PATENTAN RECURSOS USADOS POR LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

La biopiratería es la práctica en la que grandes empresas patentan recursos utilizados por pueblos indígenas para comercializar. Esta actividad es amparada por el sistema mundial de patentes, aunque múltiples tratados internacionales intentan limitarla.

Por Gaspar Grieco *

“En la naturaleza está nuestro alimento y nuestra medicina”, es una de las principales consignas que esgrimen los pueblos indígenas en sus múltiples reclamos por territorio en América latina. La ayahuasca, la maca peruana, la kava y el frijol amarillo son algunas de las hierbas que integran su dieta y forman parte de sus remedios tradicionales desde hace siglos. Sin embargo, las grandes corporaciones multinacionales hoy se apropian de esos recursos sin compartir los beneficios.

La actividad en la que los grandes laboratorios se adueñan de los recursos naturales y de los saberes de los pueblos indígenas alrededor del mundo es conocida como biopiratería, y a través del sistema de patentes que prima en el mundo occidental, estos piratas cuentan con una gruesa armadura.

El reconocido genetista y presidente de la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética (Unesco), Víctor Penchaszadeh, opina que “los países centrales, que controlan la economía mundial y las reglas que ellos imponen a través de la Organización Mundial de Comercio, son los que impulsan a sus corporaciones trasnacionales a apropiarse de los recursos biológicos de los países periféricos, para su beneficio económico, político y militar”.

La Organización Mundial del Comercio, en sus Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic), establece en su artículo 27 que “las patentes podrán obtenerse por todas las invenciones, sean de productos o de procedimientos, en todos los campos de la tecnología, siempre que sean nuevas, entrañen una actividad inventiva y sean susceptibles de aplicación industrial (...) las patentes se podrán obtener y los derechos de patente se podrán gozar sin discriminación por el lugar de la invención, el campo de la tecnología o el hecho de que los productos sean importados o producidos en el país”.

Este tipo de legislación protege a quien patenta un nuevo producto; el problema radica en que los pueblos indígenas no establecen sus criterios de esta forma. “El sistema de patentes es un invento de los países del norte para proteger los derechos de las empresas de los países del norte. La propiedad comunitaria de la tierra y los conocimientos tradicionales propios de los pueblos originarios no se protegen por medio de patentes. Simplemente es un sistema que no sirve”, manifiesta Claudio Iglesias Darriba, abogado especialista en marcas colectivas y funcionario del Ministerio de Cultura de la Nación.

Para proteger a los pueblos indígenas de los biopiratas, la Argentina cuenta con un extenso marco legal y está suscripta a numerosos pactos internacionales. Uno de los más celebrados es la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada por la Asamblea General en 2007, y el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992), que brega por la protección de los recursos genéticos y de la utilización de esos recursos por parte de las comunidades indígenas.

“La legislación es bastante completa, pero no hay que olvidar que estamos luchando con un sistema de patentes muy arraigado con leyes que funcionan perfectamente en los países del norte y sería ilusorio pensar que podemos reemplazarlas”, advierte Iglesias Darriba y diferencia a quienes con “esfuerzo y trabajo patentan una marca” de los “monopolios que se manejan de forma ilícita”.

Siguiendo esta lógica, Penchaszadeh se muestra cauto: “La Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética se guía en sus acciones por los lineamientos de la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos de la Unesco de 2005. De esta manera se opone a la biopiratería. Sin embargo, si bien sus acciones contribuyen a difundir la necesidad de que los estados continúen avanzando en medidas colectivas contra la biopiratería, no dispone del poder ni los medios para limitarla”.

El tesoro del pirata

La kava (Piper methysticum) era tradicionalmente utilizada por los grupos indígenas de las islas del Pacífico como desintoxicante para aliviar el estrés, pero luego de que varios laboratorios la patentaron en la década del ’90, hoy es vendida en múltiples formas en tratamientos para la caída del cabello por empresas de cosmética. Los indígenas de las islas del Pacífico nunca participaron de las ganancias que genera.

El cupuaçu (Theobroma grandiflorum) es un árbol pequeño localizado en la selva tropical brasileña cuya fruta ha sido alimento para habitantes indígenas y para animales. La compañía japonesa Asahi Foods la patentó y registró el nombre de la planta como una marca para varias clases del producto en Japón, en la Unión Europea y en Estados Unidos.

La lista continúa y pueden nombrarse cientos de casos en el mundo, pero la biopiratería no se limita al patentamiento de recursos naturales, ya que también se hace de los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios para el tratamiento de esos recursos.

La antropóloga, doctora en Ciencias Naturales e investigadora principal del Conicet María Leila Pochettino explica que “un país puede tener una planta que se puede utilizar para curar el cáncer, otro país tiene el desarrollo tecnológico y pueden hacer un convenio, desarrollan el medicamento y los beneficios se comparten. El problema es que las comunidades originarias que experimentaron con las plantas a lo largo de milenios no forman parte de un país, o los países en donde se asientan no les reconocen sus derechos”.

Limitar la biopiratería a nivel nacional también genera complicaciones, debido a que muchos pueblos originarios extienden su territorio por sobre las fronteras de los países. Por ejemplo, la gran nación mapuche se extiende entre Chile y Argentina, mientras que los guara- níes se asientan entre Argentina, Paraguay y Brasil.

De la península de Florida hasta el norte argentino crece una planta que fue utilizada históricamente por los grupos indígenas para infecciones urinarias, para combatir parásitos y para tratar patologías en la piel, entre otros usos. Los laboratorios se enteraron, pero le dieron otro uso. “Hace unos diez años, tuvo siete patentes en Estados Unidos para medicamentos inmunoestimulantes, que se usan para tratamientos de cáncer y sida. Entonces, ¿quiénes son los poseedores de los saberes o de estas plantas?”, se pregunta Pochettino.

Hoy, los científicos que trabajan en los grandes laboratorios ya no recorren los montes en busca de plantas desconocidas, sino que los desarrollos están basados en la manipulación genética de especies ya conocidas, para encontrar nuevos usos y optimizar recursos.
Memorias del despojo

La búsqueda en la naturaleza a la solución de los problemas de salud, alimento y abrigo es remota. Las célebres expediciones de Marco Polo o Darwin en busca de nuevas plantas y animales conformaron lo que se conoce como bioprospección. Sin embargo, sería erróneo presentar a la bioprospección como el antecedente de la biopiratería ya que esta última supone la protección jurídica a los biopiratas por parte de los países industrializados.

Uno de los ejemplos más emblemáticos de biopiratería es el caso del caucho (Hevea brasiliensis). A finales del siglo XIX, el inglés Henry Wickham seleccionó las mejores semillas de aldeas indígenas para llevárselas de contrabando a Inglaterra. La consecuencia fue desastrosa: en 1919, Brasil, que había disfrutado del comercio del caucho, sólo abastecía la octava parte del consumo mundial. Medio siglo después, Brasil compraba en el extranjero más de la mitad de caucho que necesitaba.

Según Iglesias Darriba, “en Estados Unidos, históricamente, fueron los privados los que instaron al desarrollo mientras que el Estado se limitó a consentir a través de los registros que pudieran llevar adelante estas prácticas sin la suficiente averiguación de los antecedentes del caso”. En Europa, en cambio, “son empresas subsidiadas por los propios estados en las antiguas colonias las que se encargaron del despojo de recursos”, completa.

Con respecto a los tratados y convenios internacionales firmados con el fin de limitar los alcances de la biopiratería, Pochettino opina que son insuficientes por no haber contado con la participación de los pueblos indígenas. “Yo creo que lo central es que estas comunidades tengan participación en cada uno de los convenios que se firmen de ahora en adelante, que estén al tanto de lo que se espera y de cómo se van a utilizar los saberes que poseen y la biodiversidad”, reflexiona.

De esta manera, a pesar de que el extenso marco legal intenta limitar la biopiratería, el modelo extractivista continúa vigente. Pero la lucha constante de los pueblos indígenas no cesa y aquella histórica consigna en la que expresan que en la naturaleza está su comida y medicina sigue impregnando sus pancartas y el color de sus wiphalas.

* Agencia CTyS.

TERRITORIO PACHAMAMA

TERRITORIO DIAGUITA CELEBRANDO EL MES DE LA TIERRA 

La Comunidad Diaguita Kallchaki El Divisadero Personería Jurídica 087/11, Miembro de la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita en Salta–integrante del Encuentro Nacional de Organización Territoriales de Pueblos Originarios.

Desde nuestro territorio ancestral saludamos a todos los Pueblos Originarios, sus organizaciones territoriales, sus comunidades y a la sociedad en general por el hecho de haber compartido la algarabía y celebridad de este 1º de Agosto, el mes de la Pachamama (madre tierra), realizado en nuestro lugar de Encuentro Isabel Payamay ex camping “El Divisadero” en el actual departamento de Kahuayati- Salta, Territorio ancestral del Pueblo Nación Diaguita.

Este primero de agosto en nuestro territorio ancestral celebramos a nuestra madre tierra realizando una actividad reivindicativa y cultural donde se sumaron hermanos desde los territorios Diaguitas, además de contar con el acompañamiento de hermanos artistas que con su canto y música le dieron corolario a nuestro encuentro. Saludamos y reconocemos a cada uno de los Comuneros, Delegados territoriales, a las Autoridades comunitarias, y a la presencia del hermano Wayra Condorí, el Grupo Takiri, Noelia Condorí, Javier Giménez, de bagualeras y buagualeros como Rufina Chachagua, Miguel Condorí, Isidora Ramirez, Causio Guantay, el artista Miguel Angel Ibañez y el “Grupo Kariñito” de la comunidad Diaguita Kallchaquí Jasimaná.

Nuestra celebración comenzó con la colocación del Yoski a cada uno de los presentes, luego se realizó la Flechada colectiva, para abrir el pachacho en el lugar indicado y hacer el convido a la Madre Tierra. Realizando una reflexión colectiva sobre nuestra situación territorial y cultural como Pueblo Nación con circulación de la palabra alrededor del pachacho, para luego compartir el almuerzo comunitario.

Luego se presentó la Radio Diaguita Itay Kaimén “Luz de Luna” iniciando la radio abierta en el marco del derecho a la Comunicación con Identidad, derecho construido y militado por las organizaciones territoriales de Pueblos Originarios en la ley de medios audiovisuales 26522.

Dentro del marco territorial los Pueblos Originarios tenemos el derecho a ejercer autónomamente el uso, la posesión, la administración de nuestros territorios y bienes naturales, culturales y espirituales para el desarrollo del buen vivir. En este marco reafirmamos nuestro legado de continuidad histórica de nuestra lucha por memoria, identidad y territorio.







Territorio Pachamama


De forma colectiva e intercultural acompañando a renovar nuestras fuerzas, la energía con cada espacio territorial y la complementariedad de los elementos indivisibles para nuestra continuidad como Pueblo Nación preexistente, en este tiempo y espacio revivimos cada uno de nuestros vínculos umbilicales con el corazón de la montaña, la sabia de la tierra, la naciente de los ríos, la naciente y el poniente del sol, la casa del sol, la luna nueva, luna llena, la casa de la luna, el arko ire, el viento del sur, el viento norte, el trueno, el danzar del suri, el trinar de los pájaros, el retozar de los talkas (guanacos), el florecer de las kupusas y chachakomas, son algunos de nuestros idiomas simbólicos que expresan una filosofía de vida que reafirma nuestro legado ancestral.

La frescura, la humedad del agua, el alcohol, el yerbiao, el aguardiente mezcla'o con la medicina ancestral, los vegetales, los minerales y animales son nuestra protección donde se lo embebe al yoki, el cuál es un elemento fundamental y representa el urdimbre y la trama inquebrantable de nuestro tejido social, representa el equilibrio y la dualidad, el día y la noche. 

La chicha, la aloja y la ulpada, son los ríos, las vertientes, las lagunas, los ojos de agua, que mojan el vientre de nuestro territorio ancestral, aflorando nuestros sembradíos, pastoreos y la biodiversidad que está representada por la koka y las lanas de colores.

Como seres humanos somos parte de un todo, necesitamos armonizar nuestras fuerzas y los saberes ancestrales para abrir el pachacho para renovar nuestro respeto con las fuerzas de la naturaleza, con todo los seres que en ella habitamos y por sobre todas las cosas de forma recíproca, ofreciendo de comer tistinchas, asao, moti de mays kapia, anchi, moti de habas, tostao, chilkan, semillas, algarrobas, chañar, Miel, Patay, etc. en fin todo lo que cultivamos y cosechamos el año pasa'o.

Cada espacio territorial da la fuerza para que germinen las semillas de un nuevo ciclo, donde no tiene que faltar el aventar del viento frío (sur) para que lleve las malas energías y las semillas infértiles, el aventar del viento zonda (viento norte) para enterrar la semilla, el calor del fuego para encender el aroma de la ruda, el cigarrillo, ajo, romero, jarilla, kosnanckina, kaslanchin, tramontina, yareta, kopatola, espinillo, alukema o contrayerba, cola i león, pluma de cóndor, lana negra, incienso, nido del kenti y moye para saumar los rastrojos, los corrales y las casas para que se vayan las enfermedades, los malos espíritus y las malas energías y que cada elemento retorne con nuevas fuerzas para que fortalezcan el espíritu colectivo para seguir reconstruyendo nuestra identidad e historia, nuestro idioma, restableciendo nuestros territorios, fortaleciendo nuestra institucionalidad legitima de acuerdo a nuestros autogobiernos, ejerciendo el derecho a la libre determinación como herederos de una cultura milenaria, con identidad, cosmovisión y un territorio colectivo que traspasa los límites de los Estados actuales, en contexto cultural, histórico, social, económico y político.








7 de agosto de 2015

“Jóvenes Diaguitas Unidos, Organizados y Movilizados reivindicando Identidad, Cultura, Memoria y Territorio.”


Los días 13 y 14 de junio los miembros de los Consejos de Jóvenes de las Comunidades del Pueblo Nación  Diaguita, miembros de la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita Salta - UPNDS, nos encontramos en la Comunidad Diaguita Kalchakí “El Divisadero”, territorio ancestral del Pueblo Nación Diaguita en el actual departamento de Kahuayati (Cafayate - Salta). Con participación de las Comunidades  Diaguitas Kallchakíes  de Las Pailas, La Aguada, Las Trancas, Buena Vista, Píul, La Paya, Fuerte Alto y El Divisadero; también Delegados del Centro de Estudiantes de los colegios secundarios de Seclantás, Cachi y Payogasta.

Día 13 de junio

Al llegar nos recibió y nos dio la bienvenida la autoridad de la Comunidad Diaguita Kallchaki “El Divisadero” junto al Consejo de Jóvenes.

Luego del almuerzo con locro y naranjas se hizo una presentación colectiva, de circulación de la palabra desde cada comunidad a la que pertenece, cada uno de los participantes fue planteando los objetivos y las expectativas para las jornadas. Al terminar la presentación se reunieron los delegados de jóvenes para definir las actividades que se iban a realizar. Finalmente se acordó formar grupos de trabajo de 5 personas por cada uno de ellos, los cuales estaban constituidos por un participante de cada Comunidad Diaguita.

Cada grupo de trabajo asumió el nombre de los distintos luchadores y líderes Diaguitas que han dado su vida por defender lo nuestro, entre ellos estaban Ambrosio Casimiro, Javier Chocobar, Juan Kallchakí, Juan Chelimin, Isabel Payamay, se incluyeron dos preguntas a modos de consignas: ¿Qué es un territorio? Y ¿Qué significa identidad para nosotros?

Para esta actividad se utilizaron afiches y fibrones. La misma consistió en dialogar, discutir y acordar una respuesta final para cada consigna, argumentar y  escribirla en el afiche para luego pasar a exponer y defender frente a los demás grupos. Junto a las autoridades tradicionales presentes se realizó una reflexión colectiva de cierre sobre Identidad y Territorio compartiendo la espiritualidad y saberes de nuestra simbología Diaguita.

Terminada la exposición de cada grupo se cenó junto a los demás participantes, el cierre de esta primera jornada la realizo el hermano Huyara Condori Autoridad de la Comunidad Originaria Diaguita Kallchakí El Divisadero, quien nos brindó una gran reflexión a través de su música y canto. Más tarde nos dividimos en grupos para ir a descansar en distintos lugares que estaban previstos, para reponer así las energías necesarias para continuar con nuestras actividades al día siguiente.

Día 14 de junio

Al comenzar la mañana los miembros Comunitarios del Divisadero nos ofrecieron el mate cocido con pan casero. Posteriormente nos acercamos a la Apacheta del Espacio de Encuentro “Isabel Payamay” donde el Cacique de dicha Comunidad nos indicó los significados de los distintos puntos cardinales, colocando en ellos una hoja de coca, la hoja sagrada y milenaria. Luego todos los participantes pasaron a echar coca y bebidas en la apacheta en forma de ronda, circulando de derecha a izquierda, como manera de pedir permiso a la Madre Tierra para realizar el recorrido por el territorio ancestral.

Seguidamente fuimos a conocer el recorrido hacia el divisadero más cercano, guiados y acompañados por los hermanos de la comunidad anfitriona, quiénes nos contaron de la administración comunitaria y la propuesta de Intercambio Cultural y Turismo con Identidad que están desarrollando. Durante el mismo tuvimos la oportunidad de ver y experimentar una de las cuevas más antiguas de nuestros ancestros que aún existe “La Cueva del Suri” y algunos de los símbolos ancestrales que aún están visibles en distintas rocas del territorio.


Al volver de dicho recorrido territorial  nos reunimos todos y entre los miembros se decidió en Asamblea cuales iban a ser los delegados de jóvenes de sus respectivas Comunidades para coordinar y organizar el próximo Encuentro, y llevar las propuestas a las Asambleas de las Comunidades Diaguitas, y difundir las actividades hacia lo interno de cada Base.

Este Encuentro se realizó con el esfuerzo y el compromiso de cada territorio, con el aporte de las Comunidades participantes y de  La Comunidad Diaguita anfitriona “El Divisadero”; y con recursos provenientes del Concurso ganado por el Proyecto “Nuestro Lugar” del Ministerio de Desarrollo Social, Presidencia de la Nación.
Dicho proyecto prevé la realización de talleres de autocapacitación con los/las jóvenes de los diferentes espacios comunitarios del Pueblo Nación Diaguita y fortalecer en lo que se refiere a la organización, identidad, cultura, memoria, territorio, derecho originario y comunicación con identidad. Valorando  la identidad propia como pueblo Nación.
La propuesta es generar condiciones de fortalecimiento organizativo y de acceso a las herramientas del derecho de los Pueblos Originarios para fortalecer cada proceso organizativo que se da el Pueblo Nación Diaguita en su Territorio, poniendo énfasis en la revalorización cultural donde los jóvenes cumplen un rol primordial en nuestros espacios colectivos y en nuestro devenir histórico.

Para finalizar este encuentro, durante el almuerzo delegados y miembros de la Comunidad Diaguita Kalchakí La Aguada grabaron un Programa de Radio “LA VOZ COMUNITARIA DIAGUITA” de la Radio FM Diaguita 89.3 Ambrosio Casimiro, donde los delegados jóvenes entrevistados compartieron las evaluaciones y reflexiones finales de las jornadas vividas. También el equipo de comunicación realizo un registro escrito y audiovisual de dicho encuentro como manera de plasmar el camino recorrido, aportando y transfiriendo los conocimientos y saberes adquiridos hacia el Pueblo Nación Diaguita y al resto de la sociedad en pluralidad y reciprocidad.


“De esta manera seguiremos los Consejos de Jóvenes, Niños, Ancianos, Mujeres, caminando el legado de nuestros mayores, cada vez más convencidos y movilizados desde la complementariedad y la reciprocidad ancestral, organizándonos por Territorio, Memoria e Identidad.”


6 de agosto de 2015

Pueblos originarios y arqueología argentina. Construyendo un diálogo intercultural y reconstruyendo la arqueología

Pueblos Originarios y arqueología argentina. Felix Acuto y Carlos Flores.

Este trabajo es el producto de un diálogo intercultural entre un equipo de arqueólogos que investigan el pasado indígena del valle Calchaquí (provincia de Salta, Argentina) y referentes de pueblos originarios de la Argentina. El artículo combina la perspectiva crítica y los reclamos de los pueblos sobre la práctica arqueológica con un acercamiento académico reflexivo. De manera conjunta, ambas perspectivas buscan ir más allá de la crítica para proponer una praxis específica, entendida esta como una acción política teóricamente informada. A partir de un contrapunto entre la voz académica y la voz indígena, este artículo propone un trabajo colaborativo y en diálogo, una forma distinta de producir conocimiento sobre el pasado y una praxis arqueológica que ponga a disposición herramientas que fortalezcan las demandas y derechos de los pueblos originarios, los procesos de consolidación identitaria y los reclamos patrimoniales.

En Intersecciones en Antropología 16: 179-194. 2015. ISSN 1666-2105 
Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina 

Texto Completo:

1 de agosto de 2015

Código Civil y Comercial de la Nación y los Derechos Colectivos de los Pueblos Originarios


La Constitución Nacional establece como facultad del Congreso, en atribución de ejercicio concurrente con las provincias, la de reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos; garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano. Estipula, también, que ninguna de esas tierras será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos, y asegura a los pueblos indígenas su participación en la gestión de sus recursos naturales y demás intereses que los afecten (Art. 75, Inc. 17 CN).


El Código Civil y Comercial de la Nación fue aprobado por ley 26.994. El nuevo cuerpo normativo está conformado por 2671 artículos. 

Ley 26.994
Sanción: 1 de octubre de 2014
Promulgación: 7 de octubre de 2014
Publicación: 8 de octubre de 2014
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley:
ARTICULO 1°.- Apruébase el Código Civil y Comercial de la Nación que como Anexo I integra la presente ley.

ARTÍCULO 9°.- Dispónense como normas transitorias de aplicación del Código Civil y Comercial de la Nación, las siguientes:
Primera. “Los derechos de los pueblos indígenas, en particular la propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan y de aquellas otras aptas y suficientes para el desarrollo humano, serán objeto de una ley especial.” (Corresponde al artículo 18 del Código Civil y Comercial de la Nación).

Código Civil y Comercial de la Nación

ARTÍCULO 18.- Derechos de las comunidades indígenas. Las comunidades indígenas reconocidas tienen derecho a la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan y de aquellas otras aptas y suficientes para el desarrollo humano según lo establezca la ley, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional.

1. Introducción

La Constitución Nacional establece como facultad del Congreso, en atribución de ejercicio concurrente con las provincias, la de reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos; garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano. Estipula, también, que ninguna de esas tierras será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos, y asegura a los pueblos indígenas su participación en la gestión de sus recursos naturales y demás intereses que los afecten (Art. 75, Inc. 17 CN).

2. Interpretación

2.1. La protección infraconstitucional a nivel federal hasta la entrada en vigencia del Código

Hasta el presente, la regulación de la cuestión se efectuó por medio de la ley 23.302, modificada por la Ley 25.799 de Política Indígena y Apoyo a las Comunidades Aborígenes. Por vía de esa norma se procuró establecer las bases normativas para asegurar la plena participación de las comunidades indígenas existentes en el país en el proceso socioeconómico y cultural argentino, con respeto por sus propios valores y modalidades; marco general de desarrollo de políticas en el área, por el que se previó la implementación de planes destinados a posibilitar su acceso a la propiedad, el fomento de la actividad agropecuaria, forestal, minera, artesanal o industrial, la preservación de sus pautas culturales en los planes de enseñanza y la protección de la salud de sus integrantes.

2.2. La importancia de la norma sancionada


El moderno concepto del derecho a la igualdad procura establecer medidas de acción positivas que actúan sobre la realidad procurando morigerar o superar las diferencias estructurales verificadas. La norma contenida en el art. 18 CCyC actúa como un dispositivo de la política legislativa impuesta por la norma constitucional citada, destinada a generar medidas que doten a los integrantes de las comunidades indígenas de recursos básicos suficientes e idóneos como para superar las asimetrías estructurales que padecen, incorporando previsiones especiales con relación a su régimen tuitivo especial en el cuerpo normativo que rige las relaciones de todos los habitantes del país con los derechos y los bienes de los que disponen para el desarrollo de sus vidas. Si bien el Anteproyecto avanzaba en la regulación de la propiedad comunitaria, en el art. 9º de la ley 26.994, de sanción del CCyC, se dispuso que “los derechos de los pueblos indígenas, en particular la propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan y de aquellas otras aptas y suficientes para el desarrollo humano, serán objeto de una ley especial”; ello en razón de considerarse que la complejidad del tema y su vinculación con cuestiones de derecho público exigía una regulación autónoma, fuera del Código de derecho privado.