UPND SALTA

TERRITORIO DIAGUITAGHASTA

DERECHO A LA COMUNICACIÓN CON IDENTIDAD

30 de marzo de 2016

El hombre del lago -

El millonario británico y su estancia en la Patagonia

¿Quién es Joseph Lewis, el millonario que alojó en su casa al Presidente Mauricio Macri? En el libro “La Patagonia vendida. Los nuevos dueños de la tierra”, publicado por Marea, Gonzalo Sánchez cuenta las fiestas que el inglés organiza para chicos de la zona y el hospital que , a raíz de las críticas por no dejar que los vecinos visitaran el Lago Escondido, decidió no construir en el Bolsón.¿En qué invierte el empresario?


Con el tiempo, lo aprendí: esta clase de hombres proceda de otra forma.

–¿Podés estar el sábado a las 12 del mediodía en la tranquera de Hidden Lake?

Preguntó, amable, vía mail, un asesor, Julio Álvarez.

–Bueno, eso depende de algunas cosas –dije, después, por teléfono–. En primer lugar, estoy atado a la disponibilidad de pasajes. Es miércoles. Buenos Aires es un infierno y es diciembre, los vuelos se llenan más rápido en vísperas de Navidad.
Trataba, de la manera más elegante, de pedir margen, dos días más: ¿por qué no el domingo o el lunes?
–Mirá, Joe vuelve a Londres después de este sábado y reservó este espacio para que lo conozcas. Va a venir otra gente, es la fiesta de la familia. Confirmemos cuanto antes y decinos si venís con alguien, así lo contamos para el almuerzo. Hay asado.
–Ok. Les aviso.
Un pasaje fue la salvación y San Carlos de Bariloche la última escala antes del destino final, la ciudad de El Bolsón, al sur de Río Negro.
Del otro lado de las montañas, en la Patagonia, esperaba el magnate (primer detalle: término que no le agrada en lo más mínimo).
–Ya está. Conseguí.
–Muy bueno, te esperamos: anunciate a las doce del mediodía en la entrada de Hidden Lake.
–Ahí estaré.
A 92 kilómetros del paraíso, en la ciudad de San Carlos de Bariloche, comienza la historia del vecino más extravagante de la localidad de El Bolsón. Allí el hombre tuvo un sueño y lo edificó con su fortuna. El edén hecho a la medida del único dueño del paisaje. O el enclave, un país dentro de otro país, el sitio donde ese hombre siente que es el primero de los hombres.

Un punto de partida: 1996.

Las primeras noticias del vecino inglés en el fin del mundo fueron simultáneas con el segundo mandato presidencial de Carlos Menem, cuando el proceso de venta de la tierra en la Patagonia entró en una curva ascendente y sin freno. Con la llegada de Néstor Kirchner al poder, el “pasamanos” del espacio austral continuó con idéntica voracidad. Frenaría, en algún sentido, muchos años después.

Pero es, ahora, el año 2004.

El escenario del primer acto está delimitado por una geografía popular: frente al casco histórico del Centro Cívico de Bariloche, la estatua del general Julio Argentino Roca, líder militar del exterminio indígena conocido en libros de historia como “Conquista del Desierto”, luce poderosa, plomiza y “escrachada” con pintadas de protesta. Están, en el horizonte, la naturaleza viva, los picos dentados del cerro Catedral. La gente y el consumo. El dinero, el crimen (como se verá) y otro invierno frío. La Argentina florece a tres pesos un dólar en la capital de los egresados y el flujo de extranjeros es como una avalancha que arrasa con todo a su paso. El turismo VIP es cada día más premium, pero los barrios pobres que rodean la ciudad son cada día más pobres, y la leña, igual que todos los inviernos, cotiza como el oro. Como la tierra, privilegio de unos pocos.
(…)

El misterioso dueño de una porción del paraíso, Joseph Lewis, es un señor británico de 68 años, casado, con dos hijos, Charles y Viviane. Pero es, además, el dueño de la sexta fortuna del Reino Unido. Eso equivale a decir que don Joe es titular de una masa de dinero en permanente movimiento que suma, según datos de la revista Forbes, 2.200 millones de dólares. En la lista 2004 de los hombres más ricos del mundo, realizada por esa misma publicación, ocupa el puesto 356.

Lewis vive entre Londres, Orlando, la Patagonia y las islas Bahamas, el más exclusivo paraíso fiscal. Sabe cultivar el bajo perfil y la discreción a ultranza. En Gran Bretaña prácticamente nadie conoce su cara. No quiere publicidad de ningún tipo y muy pocos medios periodísticos han podido publicar fotografías suyas. Pero sí han contado historias y se sabe que su fuerte es la especulación financiera, los negocios inmobiliarios a gran escala y la inversión en investigación genética y tecnológica, entre otras cosas. Cuando habla de su filosofía en el mundo de las finanzas, pragmático como nadie, suele resumirlo todo en una sola frase: “Hacer lo correcto, en la forma correcta”.

Lewis colecciona obras de arte y suele ser noticia cada vez que destina dinero a múltiples proyectos de investigación científica. Desde 1997, en el MD Anderson Cancer Center de Orlando, Florida, funciona el Charles Lewis Institute –en homenaje al padre del businessman británico–, una fundación dedicada a la búsqueda de vacunas contra el cáncer y otras enfermedades.

Viene de un típico hogar de clase media y no fue a la universidad, pero eso no parece haber sido un escollo para él. Se inició en el mundo del trabajo de adolescente, como empleado de una empresa de catering en el East End de Londres, el barrio de clase media de las afueras de la capital británica donde vivían sus padres, y muy temprano descubrió una especial capacidad para operar con divisas. “Al principio –suele decir– mi único objetivo era poner comida en la mesa”.

Así fue como se volcó al mundo de las finanzas y, muy rápido, se convirtió en agente de bolsa. Antes de llegar a ser considerando un líder de mercado y de opinión, como sucede hoy, en la década de los 70 fundó el Tavistock Group, una corporación que, como un pulpo, supo expandir sus tentáculos a negocios de todo tipo. Según dice la página web del grupo, la familia Lewis es la accionista mayoritaria del Tavistock, y Joseph su presidente, desde luego.
Como tal, Lewis se convirtió en uno de los developer más extravagantes del planeta. También en un personaje habilidoso para esquivar escándalos.

En 2001, antes de que la casa de remates Christie’s se viera envuelta en una serie de denuncias relacionadas con el tráfico de reliquias, el financista vendió sus acciones por 350 millones de dólares y se marchó, antes de convertirse en noticia, a continuar con sus otros negocios. Que son demasiados, prolíficos y de lo más variados.

Las inversiones más fuertes del Grupo se producen en el área de investigación genética y nuevas medicinas. La Tavistock Life Sciences, por ejemplo, controla las compañías de biotecnología de San Diego, donde varios laboratorios ensayan experimentos con nuevas medicinas y compiten por el hallazgo de una vacuna que alargue la vida o que cure todos los males del mundo. Lewis controla personalmente todos los avances científicos de cada investigación.

En Siberia, invierte en extracción de gas y petróleo. En México, el Tavistock pisa fuerte en la industria del aluminio.

Posee además negocios inmobiliarios en el Reino Unido, Estados Unidos y Bahamas. Y clubes de fútbol en el corazón de Europa. La totalidad del paquete accionario del Tottenham Hotspur inglés, equipo del que Lewis es hincha fanático, pertenece a ENIC, la división del Tavistock que también es dueña de acciones del Glasgow Ranger escocés, del Vicenza italiano y del AEK griego. En 2004, la revista europea de deportes Four Four Two, publicó el ranking de los dueños de clubes de fútbol más ricos del mundo: Lewis apareció segundo, detrás del misterioso magnate del petróleo ruso, Román Abramovich.

Pero el Tavistock invierte también en negocios textiles. Lewis es dueño de la marca de ropa alternativa Vans (indumentaria de skate, snowboard y deportes extremos), de la conocida Puma (deportes en general) y de la femenina Gottex (ropa interior y otras prendas).

Las inversiones siguen. Los dos campos de golf más exclusivos de los Estados Unidos, el Lakenona Golf & Country Club y el Isleworth, donde juega Shaquille O’ Neal, pertenecen al grupo y están gestionados directamente por la hija de Joe, Viviane, de 25 años. También pertenece al Tavistock el Albany Golf, de Islas Bahamas, emprendimiento del que participa el rey de los links Tiger Woods, y otros golfistas de primera línea.

Los asesores de Lewis aseguran que su jefe no tiene intereses comerciales en la Argentina, que ha elegido este país para venir a descansar cada vez que el tiempo se lo permite. Pero según dice la misma página web de la compañía, la corporación que preside sí que ha desembolsado capitales en el país. El Tavistock fue dueño de la cadena de heladerías Freddo, con treinta filiales repartidas entre Buenos Aires y las principales ciudades del interior, y otras cuatro en Uruguay. Igual que la cadena de cafeterías Aroma, aparecidas en el país a fines de la década de los 90.

Pero el negocio central está relacionado con la explotación de recursos naturales. Lewis, a través de Tavistock, es dueño de Pampa Energía S.A., “la empresa integrada de electricidad más grande de Argentina”, según su página institucional. A través de sus subsidiarias, participa en la generación, transmisión y distribución de electricidad en el país. La página oficial describe su actividad: “El segmento de generación de la compañía cuenta con una capacidad instalada de 2.217 MW, lo que representa alrededor del 7,5% de la capacidad instalada de Argentina. En el segmento de transmisión, Pampa Energía cocontrola otra empresa del grupo, Transener, operadora de la mayor red de transmisión en alta tensión de Argentina que abarca más de 11,7 mil km de líneas propias, así como también 6,1 mil km de líneas de alta tensión de su subsidiaria Transba”. El segmento de distribución está compuesto por 3,6 millones de clientes correspondientes a Emdersa, Eden y Edenor, la mayor distribuidora de electricidad de la Argentina, con más de 2,7 millones de clientes y cuya área de concesión abarca la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires y el noroeste del Gran Buenos Aires. La Compañía se encuentra listada en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA) bajo el ticker “PAMP” y es parte del Índice Merval con una participación del 5,1%. Además, Pampa comenzó a cotizar en el NYSE (New York Stock Exchange) el 9 de octubre de 2009.

Otro de los sectores donde el grupo se hace fuerte es en la gastronomía –donde Lewis tuvo su primer trabajo–, con cadenas de restaurantes en California, San Francisco y Napa Valley. La lista en los Estados Unidos es extensa.

A esa división corporativa pertenecieron dos franquicias famosas durante los años 90: el Planet Hollywood y el Hard Rock Café, verdaderos colosos de la industria del esparcimiento.

De aquí surge una de las creencias falsas más famosas de la Patagonia vendida. Cuando en 1996, el diario Clarín publicó que el actor estadounidense Sylvester Stallone había venido al país para comprar tierras en el Sur, no estaba haciendo más que amplificar una mentira originada en Bariloche. Aquellos días el rumor estaba vivo y se propagaba con velocidad. En toda la región se comentaba que andaban enviados de la superestrella de Hollywood eligiendo propiedades para adquirir, y que los Van Ditmar los estaban asesorando. Algún crédulo, incluso, fue más allá y lanzó la especie de que, en realidad, era Stallone en persona quien había cabalgado como un viajero romántico por la zona de Cholila, en Chubut, eligiendo tierras para construir una mansión con costa de lago. La mentira tomaba forma y el mito crecía como crecen los mitos en la Patagonia, donde todo es desmesura.

Pero lo cierto es que era Lewis el único que había llegado para invertir en naturaleza. No hacía falta hurgar demasiado para confirmarlo. A pesar de ser una ciudad importante, Bariloche conserva un espíritu de pueblo. Allí se conocen todos y los periodistas saben hasta lo que todavía no ocurrió.
(…)
Lewis, entonces, caminaba la Argentina por segunda vez (la primera visita había ocurrido en 1992, luego de una invitación de su amigo, el multimillonario australiano Kerry Packer) y estaba decidido a desembolsar el dinero que fuera necesario para comprar el edén, o lo más parecido. Le interesaban Salta, Misiones y la Patagonia. Don Van Ditmar le habló de la familia Montero, unos pobladores baqueanos habitantes de tierras soñadas a orillas de un lago verdaderamente oculto, casi desconocido, un lugar primitivo y fantástico.

Le habló de El Bolsón, una localidad abrazada por montañas, en donde los atardeceres son rojos y las noches luminosas, con el cerro Piltriquitrón como guardián inobjetable, al sur de Río Negro. Un valle fértil con microclima, habitado por artesanos, gauchos dedicados a la ganadería, empleados públicos y productores de fruta fina.(…)

Lewis contrató a Nicolás Van Ditmar como nuevo capataz (también es su socio), y fundó Hidden Lake S.A., una empresa, en los papeles, dedicada a la exportación de materiales para la construcción. En la página web del Tavistock, Lago Escondido figura en el rubro de negocios agrícolas. Y se presenta así: “Preservando las montañas y planicies de la Patagonia. A través de la administración de 78.000 m2, Lago Escondido es una estancia argentina en desarrollo, dedicada a mejorar y proteger el extraordinario paisaje de la región oeste de la Patagonia. Lago Escondido sostiene programas que favorecen el medioambiente en relación a la tierra, la agricultura, los bosques y la fauna”.

Decidí viajar hacia el lugar.
(…)
Fines de diciembre. Lewis celebra, como todos los años desde que llegó a la región, el día de la familia y la fiesta de Lago Escondido. Todos los chicos de orfanatos de Bariloche y de El Bolsón fueron invitados a la fiesta. Esa invitación, desde luego, incluye pasaje de ida y vuelta. En la última semana los empleados de Hidden Lake se encargaron de contratar agencias de micros de toda la zona para traer a los niños hasta la estancia.

Estoy sentado en el primer asiento de uno de esos colectivos, rodeado de colegiales provenientes de un albergue de Bariloche, que me miran como si fuera la novedad. Me ofrecen mate, me sacan fotos, hacen chistes, se ríen de mí. Allá vamos. Pasaron tres meses desde que Van Ditmar prometió que me pondría en contacto con Lewis y, en el medio, una secretaria del magnate me avisó por correo electrónico que estaban dispuestos a colaborar con esta investigación pero que Lewis no daba entrevistas. Me enojé, insistí y, al parecer, el magnate y su gente cambiaron de parecer. Pero las instrucciones fueron muy precisas.

Julio Álvarez, un periodista que se presentó como su vocero y que también atendía en ese momento la corresponsalía del diario Río Negro en El Bolsón, fue el encargado de citarme para el sábado siguiente en la tranquera de Hidden Lake. “Es una excelente oportunidad para que conozcas a Joe. Y es la única, porque luego viaja hacia Europa”, me escribió en aquel mail que me puso a buscar febrilmente un pasaje a Bariloche en pleno diciembre.

Más adelante, supe que Lewis evita pasar por su mansión durante el mes de enero. Sencillamente, porque esa época coincide con la llegada de los tábanos.

“Bueno, acá estamos”. El micro dejó la carpeta asfáltica y se introdujo en un camino de ripio que salía de la banquina, justo en el kilómetro 92. Llegué a la tranquera de Hidden Lake a la hora señalada. Me anuncié frente a Julio, el cuidador, un hombre de ojos azules como el cielo, y me puse a contemplar el entorno, aliviado por una brisa de aire fresco, un rumor de viento que sembraba calma. Calma que nada tenía que ver con mi ansiedad creciente. Sabía que la mansión de 2.500 metros cuadrados que Lewis se hizo construir a orillas del lago quedaba 18 kilómetros hacia el interior de las montañas, detrás de dos cerros que se funden en una quebrada encapotada por lengas. A través de ella, baja encajonado el río Escondido, que se termina uniendo a la cuenca de otro río, el Azul, el más maravilloso curso de agua de la comarca andina. Delante de mí, estaba una de esas postales que los turistas compran en las tiendas de recuerdos. Patagonia viva y en estado puro.
Esperaba cualquier cosa de Lewis. Pero nunca imaginé que él mismo vendría a buscarme. Y, mucho menos, de qué forma lo haría. La calma andina, de golpe, se deshizo.
No eran pájaros, eran las aspas de un helicóptero Bell 430 con capacidad para siete pasajeros lo que comencé a oír de pronto, como un latido cardíaco que empezó a rugir desde algún lugar de la cordillera. Y la secuencia, repentinamente, se convirtió en una imagen de película, una fracción de la danza de los helicópteros de Apocalipsis Now o una publicidad de Marlboro. A bordo, venía el amo y señor de esta geografía extraordinaria.

La nave aterrizó a unos quinientos metros de la tranquera y de su interior salió, diminuto e inclinado, como protegiéndose del viento que exhalaba la máquina, Joseph Lewis. Su apariencia estaba muy lejos de la idea que me había formado.

Frágil, pequeño, anciano, la cara colorada, arrugada como papel crepé, los pómulos chupados, una nariz delgada, Lewis no bajó solo. Lo acompañaba su inseparable secretaria barilochense, Silvana Llongaretti; el por entonces intendente de El Bolsón, Oscar Romera, radical, nacido y criado en la Patagonia y admirador del vecino millonario; y el periodista Julio Álvarez.

Lewis me tendió la mano, hizo una seña con la cabeza y nos pidió que lo siguiéramos. Nos internamos en un sendero boscoso, que nos condujo hasta el frente de una construcción inmensa. Parecía un shopping a punto de estrenar, con un amplio salón principal, de forma hexagonal, decorado con palmeras en el centro de un patio interno y varios pasillos que conducían hacia habitaciones equipadas para cuatro, seis u ocho personas. Parecía un hotel o, más bien, una casa gigante ideal para jugar a Gran Hermano. Era, en realidad, un futuro orfanato para niños carecientes de la zona que el magnate había imaginado construir para donar a la comuna, pero podía ser, como dicen algunas personas todavía, un centro de convenciones empresariales de marcado estilo andino. Lewis nos llevó por los pasillos, abriendo y cerrando puertas, explicando por qué había elegido pintura amarilla para las piezas y otros detalles. Su séquito asentía ante cada comentario del británico, que parecía un abuelo agradable, detrás de unos Ray Ban tornasolados, con su gorra de Lago Escondido y ese logo estampado arriba de la visera, un águila volando su vuelo de libertad.

Más adelante conseguí datos sobre esa construcción que el filántropo había bautizado All About Kids. El complejo cubría 4.200 metros cuadrados por 17 metros de altura y tenía un patio central de 900 metros cuadrados. Incluía todos los servicios e infraestructura recreativa para los niños de la Patagonia y representaba, según sus abogados, la máxima expresión del “compromiso compartido que Joe tiene con la comunidad”.

Joe ordenó volver a la nave. Nos acomodamos adentro. El piloto, copiado de una película de guerra (campera verde de aviador, el parche U.S. Army y anteojos oscuros), levantó vuelo y se internó en la quebrada que antes había visto desde la tranquera. Apareció primero la cordillera, eterna y blanca en sus faldeos. Abajo, manantiales de mil colores. Vi aparecer el lago Escondido y entendí el sentido de su nombre. Bautizar a la naturaleza es una tarea azarosa y arbitraria, una decisión supeditada a la emoción de los exploradores, por lo general. Pero en este caso no podía caber otro título para ese paisaje. El lago se halla verdaderamente oculto y es posible que toda su fama se la deba a la polémica que se abrió en la región con la llegada de Lewis. De no haber ocurrido así, varias generaciones de Montero se habrían ido a la tumba conservando el secreto sobre el tesoro mejor guardado. El Escondido, por su belleza, podría ser el fin del mundo.

Pero ¿qué vendría a ser entonces esa mansión desmesurada que apareció después, a orillas del lago? Hidden Lake, un caserón muy Beverly Hills que no termina nunca, con jardines que podrían ser los de Babilonia, parecía desde el cielo una maqueta de Disneyworld. Y la metáfora cobraba cada vez mayor fuerza a medida que identificaba desde el aire la figura de miles de personas que corrían por el parque del millonario: una cancha de fútbol, dos equipos enfrentándose, un área de juegos inflables gigantes y toboganes. Pensé en Neverland, la mansión de Michael Jackson. Pensé en los niños y recordé que a Joe le gustan mucho. Después me contaron de qué se trataba.

–A la fiesta de la familia vienen todos los empleados de Lago Escondido con sus esposas y sus hijos. También vienen los niños carecientes de la zona y además se juega la Copa de Fútbol Lago Escondido, de la que participan 20 equipos de once jugadores cada uno –me dijo, en el aire todavía, la secretaria del magnate–. Hoy es la final. Hay un asado para todos y luego la entrega de premios.

Hasta ese momento, Lewis sólo me había saludado, pero no me había dirigido la palabra. Y nadie se detuvo a explicarme cómo y cuándo podría conversar con él. Joe viajaba sentado al lado de una niña de no más de doce años y a cada rato le señalaba a través de la ventanilla de la nave alguna de las bellezas del paisaje. Julio Álvarez, el periodista que se presentó como vocero, no paraba de hablarme. El helicóptero aterrizó frente a uno de los patios del condominio, sobre césped cortado con precisión oriental, delante de una terraza fabulosa, con ventanales espejados y grandes portones palaciegos.

Empecé a certificar todo lo que se decía sobre ese lugar, a destejer el ovillo del mito y convertirlo en un hilo narrativo y real. Lewis caminaba adelante del grupo por una senda y a cada lado del camino se levantaban esculturas talladas en madera. Saludaba a niños que se acercaban para besarlo, les hacía unas morisquetas y se reía. Yo contemplaba lo que podía, en silencio. Pero lo que había a la vista era demasiado y no sabía qué mirar, qué decir, con quién hablar. Y sin embargo, todo el mundo en el mundo privado de Joe parecía moverse con naturalidad, como acostumbrados a la desmesura que gobernaba el lugar y a las extravagancias de su dueño.

Las hectáreas parquizadas de Hidden Lake incluyen hipódromo, cancha de tenis, de fútbol, de básquet, casa de muñecas, establos para cien caballos, alrededor de 80 empleados, cabañas que parecen las de un cuento de hadas para ellos y sus familias, gimnasio, un centro recreativo imponente con conexión a Internet y sala de cine, vehículos todo terreno, kartódromo, turbinas generadoras de energía eléctrica en los saltos de agua del río Escondido, un jardín que parece un centro de meditación zen, casa de muñecas donde podrían vivir varias personas, juegos aéreos arriba de algunos árboles, motos de agua. Y, supongo, herrajes de oro, cuadros que podrían ser Picasso y cosas que seguiré imaginando porque jamás me dejarán ver.

A Lewis no le gusta que se hable de él. A Lewis no le gusta dar entrevistas. Y aunque aceptó el pedido que le había hecho mucho tiempo antes, a través de Nicolás y en nombre de la revista Noticias, nuestro encuentro fue escueto y a la medida de lo que él mismo decidió. Íbamos rumbo a la cancha de fútbol cuando dio media vuelta y me habló por primera vez.

–¿Cómo era tu nombre? Dije mi nombre.

–Ok. Todas las preguntas que quieras hacerme me las puedes hacer ahora que estamos acá, pero no me pidas que nos sentemos a conversar.

Lewis miró su reloj. Siguió:

–A las tres de la tarde, el helicóptero va a estar listo para devolverte a la ruta.

A las 12.40 del mediodía tuve la certeza de que no iba a ser una entrevista convencional. Y de que Lewis manejaría la situación con holgura y agilidad. Había que preguntar ahora. Parado, rodeado de gente, incómodo. Empecé:

–¿Cómo fue que decidió instalarse en la Patagonia?

–Bueno, este es uno de los lugares más bellos del mundo. Y no encontré, honestamente, un sitio que me conmoviera más que este paraíso.

–¿Cómo conoció la Argentina?

–En 1992, un amigo australiano que tiene campos en La Pampa me invitó a conocer el país. No dejaba de insistirme en que debía comprar algo. Así que vine, pero recién volví para comprar en 1996.
Uno de los equipos convirtió un gol y todos nos dimos vuelta para mirar. Una hinchada de treinta o cuarenta personas agitaba banderas que decían Lago Escondido. Lo vi a Lewis celebrar el tanto. El equipo de sus empleados (vestían las mismas camisetas del Tottenham Hotspur) se ponía al frente del cotejo contra los gauchos de la comuna del Río Manso.

Seguí:
–¿Por qué se decidió por Lago Escondido?

–Fue la mejor oferta. Podría haber comprado en las Cataratas del Iguazú o algo en Salta o Mendoza, pero este era el sitio que soñaba. Y cada vez que regreso, no paro de disfrutar de todo esto y de la gente que vive aquí.

¡Mierda! Otro gol y el reportaje se me iba de las manos. Arremetí:

–¿Qué opina sobre la venta de tierras en la Patagonia y las polémicas que ha despertado el asunto?

–Que es una cuestión que debería estudiarse, pero no me parece que deba hacer comentarios sobre eso. Si algo se puede comprar, pues entonces cuál es el problema. En mi caso, yo compré lo que me dejaron comprar y aquí estamos todos. Bueno, me gustaría que todo lo demás que quieras saber de mí se lo preguntes a toda la gente que está aquí y si necesitas información sobre mi trabajo, puedes buscarla en Internet.

Así fue como Lewis decidió que nuestro diálogo había terminado. No dejó ni siquiera espacio para que yo hiciera una nueva pregunta, dio media vuelta y chistó a varios de sus asesores para que lo siguieran. Lo vi caminar encorvado hacia el sitio donde se concentraba la mayoría de los invitados y mezclarse entre sonrisas con el primer grupo de personas que lo integró a la charla. Luego, el magnate se fue a corretear con los niños que lo seguían y yo me dediqué a caminar por el lugar y conversar con algunos personajes. Un paisano me dijo: “Este gringo es un fenómeno”. Escuché a unas mujeres hablar de unos regalos que Joe les había hecho a sus hijos. Volví a ver a Lewis al cabo de un rato, y fue esa la última vez: pasó montando un caballo marrón, seguido por una tropilla de alazanes más petisos, montados por niños.

La copa Lago Escondido quedó en manos de uno de los equipos de los parajes vecinos. Y la entrega de premios fue maravillosa. Una carpa, un locutor, trofeos, indumentaria para los ganadores, aplausos. También hubo premios para seis chicos que habían ganado una competencia de postas coordinada por instructores de educación física traídos desde Europa solo para la ocasión. “Para los ganadores–anunció Nicolás Van Ditmar e hizo una pausa como buscando generar misterio– …viajes en helicóptero”. Y estalló la ovación. Se advertía un derroche de dinero asistencialista y decidido, una evidente búsqueda de adhesiones y voluntades solventada por recursos económicos ilimitados.

Me acerqué al sector donde se preparaba la comida, el banquete sería faraónico: 32 costillares bien clavados se doraban sin pausa, custodiados por un ejército de asadores hechos con el mismo molde, todos vestidos como paisanos, con un atuendo similar: bombachas de campo beige, alpargatas de yute, camisa oscura, pañuelo atado al cuello. Probé el almuerzo: un sabroso sándwich de carne asada. Brindé con gaseosa porque en Hidden Lake, por decisión del dueño, está prohibido beber alcohol.

Se hizo la hora. Cerca de las tres de la tarde, Nicolás Van Ditmar vino hasta donde me encontraba. “Viste que no es lo que se dice… ¿Y? ¿Qué van a decir ahora los periodistas de Buenos Aires?”, me desafió. Sonreí lo que pude. Y escuché el sonido de las aspas. Dos minutos después, volví a ver el lago desde el cielo y pude contemplar de nuevo el brillo de Hidden Lake. El dueño de casa paga para que todo brille, pensé mientras veía cómo discurría por una quebrada un río de color esmeralda. Y paga bien.

En principio, Lewis paga a sus empleados –jardineros, mecánicos, cuidadores de animales y administradores, que viven de lunes a viernes en la estancia y que hasta reciben visitas médicas y odontológicas allí– los mejores sueldos de la zona. Pero paga mucho más, en realidad.

Desde que llegaron a El Bolsón, el británico y su equipo de asesores vienen operando de forma casi demagógica sobre el sector de la población rural con menos recursos y ocupando, en muchos casos, un lugar que debería ocupar el Estado provincial y nacional. Es evidente el paternalismo con que Lewis procede delante de sus invitados y de sus vecinos. No tiene nada de malo, en principio. Pero existen denuncias que señalan que detrás de ese altruismo en apariencia desinteresado se esconden otros intereses.

En la Patagonia despoblada es muy sencillo, si se tienen los recursos y los contactos políticos necesarios, establecer leyes propias y crear verdaderos latifundios: pequeños estados dentro de otros más grandes empobrecidos o dominados por familias de la zona.

En el caso de Lewis, las evidencias afloran por todos lados. No pasa un mes sin que los vecinos se desayunen con un nuevo gesto, en apariencia solidario, del millonario. Sus asesores dicen que actúa por pura bondad.

La abogada Dalila Pinacho fue hasta mediados de 2009 la encargada de Relaciones Institucionales de Hidden Lake. En febrero de 2006 declaró a la revista Gente: “Joseph entiende que los emprendimientos en beneficio de la comunidad pueden ser acompañados por quienes tienen los medios para hacerlos. Todo lo que se espera es que el ejemplo de realizar un trabajo sin otro fin que la educación, el deporte y las mejoras de las condiciones de salud –siempre desde la solidaridad– ayude a despertar en otros la conciencia de servicio hacia los demás”.

Sea como fuere, la política de seducción del británico es asombrosa por lo exótica y por lo sorprendente. Lo primero que hizo, mucho antes de que estallaran las denuncias por el control de acceso al lago, fue convertir su mansión en un destino recreativo para la mayoría de los colegios y hogares de chicos de la región. Así, la casa de Lewis se transformó en el raro diamante del que todo visitante hablaba cada vez que volvía de ese viaje hacia otra dimensión, el palacete encantado del Escondido.

En 1999, Lewis instaló en la estancia un servicio exclusivo de Mc Donald’s, franquicia que hasta entonces no existía en la Patagonia, para agasajar a un contingente de varias centenas de chicos que fueron de excursión. Años después, para un Día del Niño, llamó por teléfono al intendente de El Bolsón y le dijo en “espanglish”:

–Cachoooo, quiero regalar pelotas y muñecos para todos los pequeños del pueblo.

Romera aceptó, pero con la condición de que Lewis lo acompañara a repartirlos casa por casa. Y así ocurrió. El jefe comunal aprovechó para hacer campaña y salió a recorrer los barrios pobres de la ciudad, acompañado por el nuevo vecino, que repartía regalos, cual Rey Mago venido de un lugar lejano, con una sonrisa de oreja a oreja.

En el invierno de 2003, un desborde del río Quenquentreu arrasó con centenares de viviendas de pobladores que se afincaron en las márgenes de ese curso de agua que parte en dos a la localidad. Este problema es una constante en El Bolsón, donde varios barrios, debido a la desidia de funcionarios locales, fueron mal trazados y diseñados dentro del lecho del río, que se vuelve agresivo cada vez que la lluvia y los deshielos azotan a partir de la primavera. Lewis llamó al intendente cuando el clima volvió a hacer estragos. Pero esta vez lo hizo para avisarle que había depositado en una cuenta 30.000 pesos y que utilizara ese dinero para lo que fuera necesario. Luego donó 3.000 colchones y varios juegos de frazadas.

Lewis procede como un líder populista y muchas de sus apariciones parecen las de un político en campaña. Una de las anécdotas que más recuerda la gente de la comarca señala que cierta vez, en 1998, sobrevolando la zona a bordo de un helicóptero, descendió en un paraje de campo de la cordillera, cerca del río Manso, y se puso a jugar un partido de taba con los gauchos del lugar. Luego los invitó a comer un asado a su casa. Se fue y prometió volver. Lo hizo varias veces más, claro.

Hace dos años, el magnate volvió a sorprender a sus empleados y a varios vecinos. En ocasión de una visita de su hijo Charles a la mansión, ordenó: “Hagamos una fiesta”. Y Hidden Lake producciones puso toda la maquinaria en funcionamiento. La celebración tuvo su cuota de originalidad: el británico hizo traer desde Buenos Aires, pagando, desde luego, a una de las mejores bandas clon de The Beatles que existen en el país, The Beats. Y todos bailaron Day Tripper, pero él no se movió mucho: por aquellos días, lo acompañaba a sol y a sombra una kinesióloga, contratada para aliviarle una dolencia muscular, al parecer en las piernas, que no lo dejaba en paz. La fiesta, sin embargo, se llevó adelante, como tantas otras.

Así se ha ganado Lewis, especie de Tío Rico que regala dinero, el afecto de una parte de la población de El Bolsón y un apodo que lo resume todo: en la puerta trasera de una de las dos ambulancias equipadas con unidades coronarias que donó al municipio el Tavistock Group, figura la siguiente leyenda “Gracias Tío Joe”. Y los vehículos, dos camionetas que sobresalen por su color naranja y blanco, como las que se ven en los Estados Unidos y Europa, parecen copiadas del cine.

Pero el goteo de los bolsillos del “Tío Joe” también salpica al poder o a quienes pueden darse el gusto de coleccionar antigüedades. El 13 de octubre de 2003, el diario Río Negro dio cuenta de otra celebración, tan “fierrera” como refinada, que Lewis repitió en los años siguientes.

El artículo se titulaba “Verdaderas joyas mecánicas en un paisaje de ensueño”: “el BolsóN (AEB). La pasión por los autos antiguos fue la excusa ideal para que decenas de amantes de los ‘fierros’ disfrutaran de las bellezas naturales del lago Escondido, despuntaran el vicio por las carreras de regularidad y vivieran una jornada más cercana al ‘jet set’ vernáculo que a la velocidad y las pistas. Las ‘500 Millas Sport’ y sus autos de época pasaron por la estancia del magnate Joe Lewis dejando anécdotas y el recuerdo de algunos famosos como Gregorio Pérez Companc, que condujo un Ford Cobra.

[…] Los autos antiguos y sus fanáticos pilotos llegaron hasta El Foyel para completar una serie de pruebas cronometradas en el kartódromo que el establecimiento Lago Escondido construyó en el lugar.

[…] Una vez más la estancia Lago Escondido fue anfitriona de un evento de este tipo. En la amplia explanada, frente a la mansión que construyó el magnate Joe Lewis, se desplegaron los sesenta vehículos de época que participaron de la competencia. El Jaguar, el Aston Martín, el Austin o los Porsche, no desentonaban con las líneas señoriales de la impresionante construcción.

[…] La estancia de Lewis, desde hace tiempo, viene apoyando distintas actividades deportivas, como competencias de kárting, carreras atléticas o campeonatos de fútbol interinstitucionales. Este fin de semana brindó el marco de belleza natural para que los competidores de las ‘500

Millas Sport’ tuvieran un prolongado descanso.

Fue paradójico ver como algunos ‘ricos y famosos’ se quedaban boquiabiertos ante la majestuosidad de lo logrado por Joe Lewis en Lago Escondido”.

La lista no termina con el artículo: los asesores de Lewis –es decir, el ejército de empleados conducidos por Nicolás Van Ditmarse han empeñado a lo largo de estos años en convertir a Lago Escondido en el escenario ideal para cientos de acontecimientos: carreras de aventura, convenciones, visitas de personalidades políticas y del deporte, celebridades del cine. Detrás de esa continuidad de celebraciones y buenas obras, están las historias que irritan a Lewis y a su gente. En El Bolsón, no son pocos los vecinos y concejales que creen que debajo de su generosidad se esconden otros objetivos, como el posible control de las nacientes de agua de esa parte de la Patagonia. Pero Lewis ignora las acusaciones y avanza con su modus operandi.

Cada vez que un político viaja a la zona, suele pasar por Hidden Lake a comer un cordero patagónico. La costumbre la inició el ex gobernador de Río Negro, Pablo Verani, cuando festejó con una gran cena regada con tinto de alta gama, frente al lago, su victoria electoral de 1997. Pagó Lewis. Y pasaron varias cosas. Aquella noche, el británico sacó el tema del viejo hospital de El Bolsón, que el flamante gobernador pensaba restaurar:

–¿Y le conviene arreglarlo? ¿Cuánto le cuesta hacer uno nuevo? –preguntó el millonario.

–Con tres millones de dólares haríamos uno muy moderno para la zona –respondió Verani.

–Muy bien, tráigame el proyecto, yo pongo la mitad –se lanzó Lewis.

Y la conversación saltó hacia otro asunto.

–¿Por qué no vino a verme cuando estuvo en Washington? –le recriminó el candidato a filántropo.

Algo incómodo, Verani recordó dos cosas: que había preferido quedarse mirando viejos monumentos de la ciudad y una frase que en esos días le había dicho el por entonces presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn: “Mi amigo Lewis quiere conocerlo, quiere mandarle el avión para que vaya a verlo a Orlando”.

La sospecha de que Lewis podría haber aportado fondos para la campaña de políticos locales y provinciales corre entre los cerros con fuerza de verdad. En cuanto a lo del hospital, nunca se concretó.

Lewis estaba decidido a donar los fondos para la construcción del centro de alta complejidad que pretendía ser el más moderno de toda la Patagonia. Sería un lujo, pero además un beneficio sustancioso para los vecinos de la comuna, que aún hoy se ven obligados a viajar hasta Bariloche cuando necesitan estudios que exceden la capacidad de la sala de primeros auxilios municipal.

Lewis quería un hospital sofisticado, como el de Boston o Chicago, pero en el medio del valle, entre cerros y tierra fértil. Las polémicas estallaron justo cuando comenzaban a delinearse los detalles del proyecto.

Entonces un grupo de legisladores locales denunció que Lewis estaba controlando el acceso a las cuencas de agua y que, detrás de su donación millonaria, se ocultaba lo que realmente iba a pedir a cambio: anexar más tierra fiscal a sus terrenos y evitar que lo molestaran con la cuestión del paso hacia el lago Escondido, la verdadera piedra de la discordia. Lewis no toleró la acusación, se enfadó y depuso su actitud automáticamente: retiró el ofrecimiento de la donación, luego de manifestar que no estaba interesado en que sus gestos fueran utilizados con fines políticos. Pero el gran debate que gira en torno a Lewis y su mansion está relacionado con el acceso al lago Escondido. Un debate sobre agua pura: agua que todavía hierve en el medio de una discusión caliente y sobre todo trabada en la Justicia.

La verdad es que Lewis no compró el lago sólo porque la ley no se lo permite. Todas las cuencas hídricas de la Argentina son públicas, pero el británico adquirió la totalidad de las hectáreas que bordean el espejo de agua y si uno quiere llegar hasta la orilla, hay que atravesar un camino por dentro de la propiedad privada: 18 kilómetros de ripio mejorado que nacen en el kilómetro 92 de la ex ruta 258, actual ruta nacional 40, y que mueren en la costa oriental del lago, justo cuando aparece la mansión. El trayecto que hice para llegar a ella. Huelga decir que el camino es un sueño. Un sueño muy privado.

Por Gonzalo Sánchez- See more at: http://www.revistaanfibia.com/cronica/hombre-del-lago/#sthash.FYUPBk47.dpuf

29 de marzo de 2016

Una condena a la pata civil de la dictadura

EL EMPRESARIO MARCOS LEVIN RECIBIÓ 12 AÑOS DE PRISIÓN COMO PARTICIPE DEL SECUESTRO Y TORMENTOS DE UN TRABAJADOR
Los jueces condenaron a Marcos Levín y a los tres policías por responsables y partícipes necesarios en el secuestro de Víctor Cobos. Imagen: Télam
Fue el primer juicio que entiende que hubo intervención empresaria para deshacerse de delegados y trabajadores combativos y disciplinar a los operarios. También fueron condenados tres policías de la comisaría 4ª de Salta.

Por Alejandra Dandan
Víctor Cobos no logró ver la cara de Marcos Levín porque lo tapaba una columna. Estuvo todo el día nervioso. Casi a las cinco de la tarde, los integrantes del Tribunal Oral Federal de Salta finalmente leyeron la sentencia que él esperó durante casi 40 años. Los jueces condenaron por mayoría al propietario de La Veloz del Norte y a dos ex policías a 12 años de prisión por participar del secuestro y tormentos contra Cobos. La condena también alcanzó a un auxiliar de la policía a la pena de 8 años de prisión. Esta es la primera vez que la justicia argentina analiza la responsabilidad empresaria en el contexto del terrorismo de Estado: el primer juicio que entiende que hubo intervención empresaria para deshacerse de delegados y trabajadores combativos y disciplinar a los operarios. Cobos era trabajador de la Veloz y delegado gremial de la UTA. Al escuchar la sentencia agradeció exultante la “justeza y honorabilidad” de los magistrados. “Pero también –dijo a Página/12– éste es el puntapié inicial, es como que se ha movido la pelota: ahora vamos a avanzar en todas las causas en lo que representa la responsabilidad civil, esto le he dicho a los compañeros, para que se haga justicia con semejantes empresarios muy poderosos que mucha gente y hasta los propios gobiernos, les tienen miedo.”

Terminó de esta manera en Salta el juicio oral que comenzó en el mes de septiembre después de innumerables cantidad de trabas y pedidos de nulidad de las defensas. Para cada uno de los actores de la acusación, acaba de concluir un juicio histórico. No sólo por lo que la sentencia representa para la provincia, sino por lo que significa para las investigaciones pendientes en todo el país.

Francisco Snopek y Juan Manuel Sivila fueron los dos fiscales del juicio. En diálogo con este diario marcaron un antes y un después de la sentencia. “El fallo sienta un precedente histórico –dijeron– porque a partir de ahora se entiende que hubo una intervención de los empresarios en las prácticas del terrorismo de Estado.” En ese mismo sentido se expresó David Leiva, incansable querellante de esta causa: “Estoy re-contento”, dijo apenas escuchó la sentencia. “Hubo diferencias en cuanto a la pena, pero los jueces entendieron que Levín hizo aportes para que se comenten los crímenes: aportó nombres, vehículos, supervisó a la policía y hasta que lo reconocieron en la comisaría. Yo me quedé a escuchar toda la sentencia, mirando las caras, porque estamos materializando la concreción de lo que fue la dictadura cívicomilitar, con la complicidad de los empresarios, que son los que recibieron los beneficios durante la dictadura, tuvieron esa enorme transferencia que hizo el Estado, la derogación de las leyes laborales que sufrieron los trabajadores con la clausura del derecho de huelga y hasta la estatización de parte de la deuda privada”.

En términos de números, la condena fue menor a la que pidieron fiscales y querellas. La fiscalía había solicitado 18 años para Levín y la querella 20. Aún así, nadie objetó el monto de la pena y quienes intervienen en estas causas señalan que es “muy elevada”.

La sentencia salió con los votos de los jueces Carlos Enrique Jiménez Montilla y Federico Santiago Díaz y la disidencia de Gabriel Casas, que se pronunció por una condena a tres años de prisión en suspenso.

Además de Levín, el TOF condenó a Víctor Hugo Almirón y Víctor Hugo Bocos, por entonces comisario y subcomisario de la Comisaría 4ª de Salta, donde fue trasladado Cobos junto a otra docena de trabajadores que aún no están en juicio y que hoy fue señalado como centro clandestino de detención. También condenaron a Enrique Víctor Cardozo que era auxiliar de la comisaría.

Levín no es el primer empresario condenado por juicios de lesa humanidad, sin embargo sí es el primero que es juzgado como co-responsable del aparato represivo. En 2012 fueron condenados los hermanos Emilio y Julio Méndez en Tandil, pero, en ese caso, los juzgaron por el aporte puntual de una quinta que sirvió como lugar de detención ilegal donde estuvo recluido el abogado laboralista Carlos Moreno. Este caso es diferente, como señala la abogada del CELS Luz Palmas Zaldúa: “Acá se analizó el crimen de lesa humanidad con todas las características del empresario que aporta para deshacerse de los delegados gremiales y para generar el disciplinamiento de los trabajadores”.

El secuestro

Víctor Cobos estuvo secuestrado entre diciembre de 1976 y enero de 1977. Era empleado de la Veloz del Norte y delegado de la UTA. Levín había iniciado una causa por una supuesta estafa contra los trabajadores con la que intentó revestir de legalidad los procedimientos ilegales. Además de Cobos, fueron secuestrados y torturados más de una docena de trabajadores que no formaron parte de este juicio porque distintas instancias judiciales dieron sus casos por prescritos, una decisión que aún debe resolver la Corte Suprema. Cobos es el único caso que llegó a instancia oral y sobre el cual se hizo el juicio. Durante el correr del debate, querellas y fiscales señalaron que el objetivo central de la persecución y de la represión sufrida por todos los trabajadores de la empresa tuvo efectivamente por objeto el disciplinamiento. Luego de la reconstrucción del contexto histórico, y en línea con los análisis que intentan hacerse en otras causas del país, la fiscalía planteó que la escalada en los conflictos patronales-sindicales ocurridos entre 1975 y 1976, fue “el antecedente inmediato” de los secuestros y señaló que la represalia buscó generar un “efecto disciplinador y ejemplificador” sobre el conjunto de los trabajadores de la empresa. Sobre el caso particular de Cobos, lo describieron en sus múltiples dimensiones: como trabajador y delegado gremial y señalaron además la persecución a su grupo familiar y el vínculo con otros trabajadores perseguidos.

Los fundamentos de la sentencia se van a conocer el 23 de mayo. Acusación y querellas esperan ese día para entender las razones del monto de la pena, pero también el tipo de análisis que hicieron los jueces sobre el contexto histórico y la relación mundo sindical, empresa y represión. Ese análisis puede impulsar no sólo la investigación por el resto de los trabajadores de la Veloz, sino el camino para las investigaciones en curso y aquellas que aún están pendientes.

“Hay que esperar la sentencia para ver cómo los jueces entendieron el contexto porque eso va a permitir entender cómo miran lo que sucedió con los otros trabajadores –dice el fiscal Sivila–. De momento sobre ese punto no dijeron nada y está bien porque sería pre-juzgamiento. Hoy nos parece muy positivo la condena y también que hayan declarado que se trató de un crimen de lesa humanidad. Ahora es importante ver la argumentación que hicieron porque uno de los aspectos centrales que tuvimos en cuenta como fiscalía fue el análisis de los patrones de este caso en comparación con otros que se dieron en otros lugares del país.”

Uno de los elementos centrales de este juicio fue la reconstrucción abrumadora de aportes que hizo Levín para la materialización de los secuestros. Esos aportes incluyeron información de inteligencia; diagramas de servicios, domicilios, datos sobre la actividad gremial, listas de trabajadores a ser detenidos, vehículos, personal, estructura física pero también la “acción psicológica” por “crear las condiciones sociales favorables para el accionar represivo con la publicación a través de la Federación de Empresarios Salteños de Transporte y de las solicitadas publicadas en los medios de prensa, de un pedido público para que se aplicara la ley antisubversiva e intervinieran los militares y las fuerzas de seguridad (ver aparte)”.

Esta fue la aproximación que se hizo mientras el Ministerio de Justicia, el Cels y Flacso concluían el Informe sobre Responsabilidad Empresaria Durante el Terrorismo de Estado que también sistematizó lógicas, patrones y prácticas. De los 19 patrones de conducta que recogió el Informe en los 25 casos que se analizaron, la Veloz reunía una importante mayoría de indicadores. Es en ese universo donde también puede impactar la sentencia. “A partir del relevamiento de casos que hizo Cels y otros organismos el año pasado donde quedaron delineados una serie de patrones de conducta –dicen los fiscales– vimos que este caso reunía una importante mayoría de esos indicadores. Hay que ver si el TOF toma esa argumentación y en ese sentido va a ser positivo para analizar analogías con otras formas de intervención de empresarios en otros casos”.

La sentencia se escuchó en el Juzgado Federal de Salta. Afuera, los organismos de derechos humanos llegados desde las provincias del noroeste montaron un escenario para esperar el fallo. La bandera de los obreros de las empresas reprimidas durante la dictadura logró posarse sobre el escenario. Un parlante quedó montado afuera para escuchar la sentencia. Cuando el TOF leyó la condena a Levín, en la calle se escuchó como el “Como a los nazis les va a pasar”.

“Hoy mi hermano puede estar en paz porque uno de sus asesinos está sentenciado a doce años”, dijo Cobos sobre el escenario. Habló así de uno de sus hermanos perseguido en un Falcon celeste de la Veloz por el comisario Bocos. “Esto es muy emocionante, estuvimos cuarenta años esperando esta Justicia. Desde 1984 vengo denunciando esto, hoy hemos llegado a la etapa final. Agradezco a los jueces una sentencia de estas características. Y a todos. Vengo de recorrer otros lugares y en Salta se ha dado la misma modalidad que en todas partes, con la diferencia de que Levín directamente me puso el ojo a mí y a los demás activistas”.

Carolina Varsky, coordinadora de la Procuraduría de Crímenes de Lesa Humanidad del Ministerio Público, señalo que “en el marco de la conmemoración de los 40 años es muy importante la sentencia y una vez más probar la responsabilidad civil que tuvieron algunas personas en el golpe, la complicidad de los civiles en la comisión de estos delitos”.

Luz Palmas Zaldúa, desde el Cels, consideró que la sentencia era “importante como prueba para analizar la responsabilidad en otros crímenes de lesa humanidad de otros trabajadores de la empresa”. “También –agregó– es muy importante que un tribunal analice el contexto social y político. Aunque debemos esperar los fundamentos, se pudo probar que claramente hubo un sector de empresario que estuvo ligado a los crímenes de lesa humanidad en la persecución de sus trabajadores. Es auspicioso para pensar nuevas investigaciones judiciales porque de algún modo abre el camino de que lo que planteamos históricamente y lo que se está planteando en muchas investigaciones judiciales, más allá de lo individual de cada caso permite visualizar y pensar que es posible obtener resoluciones judiciales condenatorias hacia un sector del empresariado vinculado a los crímenes de lesa humanidad.”

Levín fue dueño de la Veloz del Norte desde su fundación en 1942. Según recuerda el informe sobre Responsabilidad empresaria, vendió 50 por ciento de su capital accionario en septiembre de 2012 a Luis Derudder, dueño de Flecha Bus. En enero de ese año, este diario había hecho público su pedido de indagatoria por crímenes de lesa humanidad.

Fuente: Página 12

28 de marzo de 2016

“CARTA ABIERTA A LA POLICÍA DE URTUBEY”

La Poderosa

SALTA
Desde La Poderosa Salta: “CARTA ABIERTA A LA POLICÍA DE URTUBEY”

24 marzo, 2016


* Por Ana, mamá de Cintia Fernández, asesinada en democracia.

Hoy no llego a ustedes escribiendo: llego a ustedes resistiendo, en una lucha que comenzó 5 años atrás, el 28 de abril de 2011, cuando debí salir a la calle para buscar Justicia, por mi hija asesinada. ¿Entienden? Por mi hija. Asesinada. Llena de proyectos e ilusiones, Cintia estaba casi recibida de Licenciada en Genética en la Universidad Nacional de Misiones, ese maldito día que le cerraron sus grandes ojos y le apagaron esa inmensa sonrisa que hoy me sigue iluminando, para poder seguir luchando.

Fue la Policía, bajo la coordinación del ex Secretario de Seguridad, Aldo Saravia.

Pero ojo, porque también hubo otro partícipe necesario: el poder judicial, ese siniestro aparato mal llamado “Justicia”, que yo pude conocer muy bien, mirándole la cara al juez Antonio Germán Pastrana. Juntos, todos los amigos del poder, protegieron al principal imputado, el policía Mario Federico Condorí, que trabajaba en la División de Trata de Personas. Pues tantos años gritando no fueron en vano: al menos, logramos que él fuera expulsado de la fuerza, pero por supuesto debí pagar por ello: fui amenazada en varias ocasiones, hasta por integrantes de la Brigada de Investigaciones, que me seguían hasta mi casa en camionetas negras sin patente. ¿La democracia? Ausente.

El gobernador Juan Manuel Urtubey dijo que “en Salta no existen crímenes contra las mujeres”, en una declaración que me atravesó el pecho, porque me dejó bien en claro que, para él, mi hija no era nadie. ¿Y saben qué? Mi hija existía, existía como existía Mirta Llanos antes de su femicidio y como existía Cristian Luna, antes de volverse un desaparecido en democracia, 8 años atrás.

¿Alguna otra novedad? Sí, cumplimos 268 marchas contra la impunidad. Y vamos a cumplir muchas más, porque sí, las mujeres que sufren violencia de género también existen, como mi hija, como su memoria. Donde esté, ella sabrá que yo luché, que luché incansablemente y que no me quedé llorando en casa. Por ella y por mí, marchamos y vamos a marchar en infinitas movilizaciones, todas las veces que nos quieran poner bozales, con esa Ley de Contravenciones contra las manifestaciones sociales.

Pues a 40 años del último golpe cívico militar, mientras acompañamos a las Abuelas y las Madres que siguen buscando a sus hijos, sus hijas y sus nietos, como yo busco a la mía, hoy gritamos desde nuestra plaza para que nuestro pueblo sepa lo que nos pasa. Ni olvido, ni perdón, ni una sociedad indiferente: el poder de la impunidad sigue vigente.

Fuente: La Poderosa

Colombia: Indígenas U'wa defienden su territorio sagrado y cierran El Cocuy a los turistas

Publicado el día Sábado, 26 Marzo 2016

26 de mar. CI - Las comunidades indígenas de América Latina y Colombia se niegan a perder su cultura, sus costumbres, su lengua, su conexión con la pachamama y con el cosmos. Sus conocimientos ancestrales están vigentes a pesar de la persecución y el desplazamiento a los que han sido sometidos. La lucha por la permanencia en los territorios es sagrada, al igual que la defensa de los ecosistemas. Cumpliendo estos principios, los indígenas U'wa cerraron la entrada de turistas al parque durante esta Semana Santa.

La sabiduría indígena, la conexión con la Madre Tierra y con el cosmos, llevó a la comunidad U'wa, a convocar un plantón desde el pasado 20 de marzo a la entrada del Parque Nacional Natural El Cocuy. Según los U'wa, a través de un comunicado público, impedir la entrada de turistas significa garantizar la permanencia de la vida, la cultura y la madre tierra en el territorio. La decisión se tomó después de una reunión entre campesinos, indígenas y representantes del Gobierno.

Campesinos e indígenas manifestaron que el parque se encuentra deteriorado por la actividad turística y por la falta de control y protección. Denunciaron que un video en redes muestra a un grupo de visitantes jugando fútbol en pleno nevado. En el comunicado afirmaron que en las afectaciones físicas, culturales y cosmológicas del pueblo de la nación U'wa, se evidencia el desequilibrio natural y espiritual de la madre tierra.
Cóndores no llegan todos los días a Zizuma

Zizuma es el nombre en lengua U'wa de El Cocuy: una cadena de perlas blanquísimas que adorna los Andes, ubicada en los departamentos de Casanare, Arauca y Boyacá. En 2011, El Cocuy brindó hogar a dos cóndores que fueron criados por la Sociedad Zoológica de San Diego y el Programa de Especies Sobrevivientes de California, EE.UU. Los nuevos integrantes del parque fueron bautizados por los U'wa como Wayra y Sirará, que para ellos significa Diosa de los Vientos y Montaña, respectivamente.

Pero como cóndores no llegan todos los días al Cocuy, y como en esta Semana Santa serían muchos los turistas que lo visitarían, e Alcalde del municipio El Cocuy, Ramiro Daza, dijo que alrededor de tres mil personas se verían afectadas con el cierre del lugar. No obstante, queda la duda: ¿hasta dónde se verían afectados los turistas?

Sitios turísticos, parques recreativos, nevados, ríos, bosques y montañas son la atracción que los turistas anhelan disfruta en medio de un entorno rico en flora y fauna. Sin embargo, la pregunta es ¿Cuánto está dispuesto a dar cada visitante de El Cocuy para ayudar a conservar este lugar sagrado? ¿Qué política local y Nacional vigente se está cumpliendo para garantizar la conservación y la permanencia de los ecosistemas?

¿Qué importancia le está dando cada humano a coadyuvar y a implementar procesos de recuperación de ecosistemas que ya están en vía de extinción? ¿Si no hay actos de conciencia, por qué hemos de permitir un disfrute que conlleva el deterioro progresivo del medio ambiente?

Quienes han resistido he infundido en la protección de la pachamama y la conservación de los lugares sagrados han sido las comunidades ancestrales y los campesinos. No obstante, se les ha despreciado y tildado de ignorantes, ¿de quién será la ignorancia?

Los pueblos ancestrales viven una amenaza constante, siguen siendo desplazados de sus territorios, no se les respeta el derecho a la consulta previa en la ejecución de grandes proyectos. Se han visto obligados a ver morir a sus hijos de hambre, de sed y de enfermedades por el consumo de agua contaminada o por falta de atención médica, o porque su territorio ya no es apto para cultivar.

La resistencia de los indígenas U'wa debe convertirse en una alerta y un llamado a todos y todas a hacer un alto en el camino en época de peregrinación. Urge romper la invisibilidad, el silencio y los atropellos a los que son expuestos los territorios ancestrales.

Urge romper el racismo uniendo la voz a los U'wa para adquirir conciencia no solo del disfrute de los bienes naturales y comunes de la madre tierra, sino de su conservación. Urge entender que la vida depende de la conservación de esos bienes naturales. Urge cambiar la cultura del derroche por una cultura de conservación.
Comunicado a la opinión pública

Cubará, Boyacá 18 de Marzo del 2016. Ante la incapacidad del Parque Nacional Natural de Colombia de administrar y ejercer control en el Parque Nacional Natural El Cocuy (PNNC), y su rol de operador turístico, desconociendo su funciones en la garantía, la protección y LA conservación de las áreas protegidas. Como nación U'wa,, y defensores de nuestra madre tierra, exponemos a la opinión pública nacional e internacional que:

1. ZIZUMA es para la nación U'wa, nuestro territorio sagrado, donde conviven nuestro seres divinos, y se materializa el conocimiento ancestral y cultural de nuestras autoridades tradicionales (Werjayas).

2. La mala administración de PNNC, evidencian en las afectaciones físicas, culturales y cosmológicas del pueblo de la nación U´wa, el desequilibrio natural y espiritual de nuestra madre tierra.

3. El pueblo de la nación U'wa, ha tomado la decisión de movilizarse en defensa de nuestro territorio ancestral ZIZUMA. Por lo tanto, a partir de la fecha no se permitirá el turismo en nuestro sitio sagrado.

4. Invitamos a la comunidad nacional e internacional, organizaciones defensores de los derechos ambientales a solidarizarse con nuestra lucha en la defensa territorial kera chikara.

5. Ratificamos nuestra posición de defensa y protección a la madre tierra, el respeto a nuestro sitios sagrados, a la vida y la pervivencia como pueblo ancestral y milenario. El cierre del turismo en el área de parque natural El Cocuy solo es un paso para la garantía de la vida, de la cultura y de la madre tierra. Asociación de Autoridades Tradicionales y Cabildo U'wa (ASOU'WA).

El hermano Obama

No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta


28 de marzo de 2016 01:03:16


Los reyes de España nos trajeron a los conquistadores y dueños, cuyas huellas quedaron en los hatos circulares de tierra asignados a los buscadores de oro en las arenas de los ríos, una forma abusiva y bochornosa de explotación cuyos vestigios se pueden divisar desde el aire en muchos lugares del país.

El turismo hoy, en gran parte, consiste en mostrar las delicias de los paisajes y saborear las exquisiteces alimentarias de nuestros mares, y siempre que se comparta con el capital privado de las grandes corporaciones extranjeras, cuyas ganancias si no alcanzan los miles de millones de dólares per cápita no son dignas de atención alguna.

Ya que me vi obligado a mencionar el tema, debo añadir, principalmente para los jóvenes, que pocas personas se percatan de la importancia de tal condición en este momento singular de la historia humana. No diré que el tiempo se ha perdido, pero no vacilo en afirmar que no estamos suficientemente informados, ni ustedes ni nosotros, de los conocimientos y las conciencias que debiéramos tener para enfrentar las realidades que nos desafían. Lo primero a tomar en cuenta es que nuestras vidas son una fracción histórica de segundo, que hay que compartir además con las necesidades vitales de todo ser humano. Una de las características de este es la tendencia a la sobrevaloración de su papel, lo cual contrasta por otro lado con el número extraordinario de personas que encarnan los sueños más elevados.

Nadie, sin embargo, es bueno o es malo por sí mismo. Ninguno de nosotros está diseñado para el papel que debe asumir en la sociedad revolucionaria. En parte, los cubanos tuvimos el privilegio de contar con el ejemplo de José Martí. Me pregunto incluso si tenía que caer o no en Dos Ríos, cuando dijo “para mí es hora”, y cargó contra las fuerzas españolas atrincheradas en una sólida línea de fuego. No quería regresar a Estados Unidos y no había quién lo hiciera regresar. Alguien arrancó algunas hojas de su diario. ¿Quién cargó con esa pérfida culpa, que fue sin duda obra de algún intriganteinescrupuloso? Se conocen diferencias entre los Jefes, pero jamás indisciplinas. “Quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”, declaró el glorioso líder negro Antonio Maceo. Se reconoce igualmente en Máximo Gómez, el jefe militar más disciplinado y discreto de nuestra historia.

Mirándolo desde otro ángulo, cómo no admirarse de la indignación de Bonifacio Byrne cuando, desde la distante embarcación que lo traía de regreso a Cuba, al divisar otra bandera junto a la de la estrella solitaria, declaró: “Mi bandera es aquella que no ha sido jamás mercenaria…”, para añadir de inmediato una de las más bellas frases que escuché nunca: “Si deshecha en menudos pedazos llega a ser mi bandera algún día… ¡nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía!...”. Tampoco olvidaré las encendidas palabras de Camilo Cienfuegos aquella noche, cuando a varias decenas de metros bazucas y ametralladoras de origen norteamericano, en manos contrarrevolucionarias, apuntaban hacia la terraza donde estábamos parados. Obama había nacido en agosto de 1961, como él mismo explicó. Más de medio siglo transcurriría desde aquel momento.

Veamos sin embargo cómo piensa hoy nuestro ilustre visitante:

“Vine aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en las Américas. Vine aquí extendiendo la mano de amistad al pueblo cubano”.

De inmediato un diluvio de conceptos, enteramente novedosos para la mayoría de nosotros:

“Ambos vivimos en un nuevo mundo colonizado por europeos”. Prosiguió el Presidente norteamericano. “Cuba, al igual que Estados Unidos, fue constituida por esclavos traídos de África; al igual que Estados Unidos, el pueblo cubano tiene herencias en esclavos y esclavistas”.

Las poblaciones nativas no existen para nada en la mente de Obama. Tampoco dice que la discriminación racial fue barrida por la Revolución; que el retiro y el salario de todos los cubanos fueron decretados por esta antes de que el señor Barack Obama cumpliera 10 años. La odiosa costumbre burguesa y racista de contratar esbirros para que los ciudadanos negros fuesen expulsados de centros de recreación fue barrida por la Revolución Cubana. Esta pasaría a la historia por la batalla que libró en Angola contra el apartheid, poniendo fin a la presencia de armas nucleares en un continente de más de mil millones de habitantes. No era ese el objetivo de nuestra solidaridad, sino ayudar a los pueblos de Angola, Mozambique, Guinea Bissau y otros del dominio colonial fascista de Portugal.

En 1961, apenas dos años y tres meses después del Triunfo de la Revolución, una fuerza mercenaria con cañones e infantería blindada, equipada con aviones, fue entrenada y acompañada por buques de guerra y portaviones de Estados Unidos, atacando por sorpresa a nuestro país. Nada podrá justificar aquel alevoso ataque que costó a nuestro país cientos de bajas entre muertos y heridos. De la brigada de asalto proyanki, en ninguna parte consta que se hubiese podido evacuar un solo mercenario. Aviones yankis de combate fueron presentados ante Naciones Unidas como equipos cubanos sublevados.

Es de sobra conocida la experiencia militar y el poderío de ese país. En África creyeron igualmente que la Cuba revolucionaria sería puesta fácilmente fuera de combate. El ataque por el Sur de Angola por parte de las brigadas motorizadas de Sudáfrica racista los lleva hasta las proximidades de Luanda, la capital de este país. Ahí se inicia una lucha que se prolongó no menos de 15 años. No hablaría siquiera de esto, a menos que tuviera el deber elemental de responder al discurso de Obama en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

No intentaré tampoco dar detalles, solo enfatizar que allí se escribió una página honrosa de la lucha por la liberación del ser humano. De cierta forma yo deseaba que la conducta de Obama fuese correcta. Su origen humilde y su inteligencia natural eran evidentes. Mandela estaba preso de por vida y se había convertido en un gigante de la lucha por la dignidad humana. Un día llegó a mis manos una copia del libro en que se narra parte de la vida de Mandela y ¡oh, sorpresa!: estaba prologado por Barack Obama. Lo ojeé rápidamente. Era increíble el tamaño de la minúscula letra de Mandela precisando datos. Vale la pena haber conocido hombres como aquel.

Sobre el episodio de Sudáfrica debo señalar otra experiencia. Yo estaba realmente interesado en conocer más detalles sobre la forma en que los sudafricanos habían adquirido las armas nucleares. Solo tenía la información muy precisa de que no pasaban de 10 o 12 bombas. Una fuente segura sería el profesor e investigador Piero Gleijeses, quien había redactado el texto de “Misiones en conflicto: La Habana, Washington y África 1959-1976”; un trabajo excelente. Yo sabía que él era la fuente más segura de lo ocurrido y así se lo comuniqué; me respondió que él no había hablado más del asunto, porque en el texto había respondido a las preguntas del compañero Jorge Risquet, quien había sido embajador o colaborador cubano en Angola, muy amigo suyo. Localicé a Risquet; ya en otras importantes ocupaciones estaba terminando un curso del que le faltaban varias semanas. Esa tarea coincidió con un viaje bastante reciente de Piero a nuestro país; le había advertido a este que Risquet tenía ya algunos años y su salud no era óptima. A los pocos días ocurrió lo que yo temía. Risquet empeoró y falleció. Cuando Piero llegó no había nada que hacer excepto promesas, pero ya yo había logrado información sobre lo que se relacionaba con esa arma y la ayuda que Sudáfrica racista había recibido de Reagan e Israel.

No sé qué tendrá que decir ahora Obama sobre esta historia. Ignoro qué sabía o no, aunque es muy dudoso que no supiera absolutamente nada. Mi modesta sugerencia es que reflexione y no trate ahora de elaborar teorías sobre la política cubana.

Hay una cuestión importante:

Obama pronunció un discurso en el que utiliza las palabras más almibaradas para expresar: “Es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro, mirémoslo juntos, un futuro de esperanza. Y no va a ser fácil, va a haber retos, y a esos vamos a darle tiempo; pero mi estadía aquí me da más esperanzas de lo que podemos hacer juntos como amigos, como familia, como vecinos, juntos”.

Se supone que cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto al escuchar estas palabras del Presidente de Estados Unidos. Tras un bloqueo despiadado que ha durado ya casi 60 años, ¿y los que han muerto en los ataques mercenarios a barcos y puertos cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros hecho estallar en pleno vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de violencia y de fuerza?

Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura.

Advierto además que somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta.
















Fidel Castro Ruz

Marzo 27 de 2016

10 y 25 p.m.